Complicada vuelta electoral en Chile

La experiencia de cuatro años al frente del Palacio de La Moneda, un poderoso aparato de campaña para captar votos de los indecisos, vuelve a colocar a Sebastián Piñera de favorito para ganar las presidenciales en Chile.

01 diciembre 2017 |

Pero a diferencia de la primera vuelta el pasado 20 de noviembre cuando todas las encuestas le otorgaban un triunfo 'por goleada', el panorama del candidato conservador es mucho más reñido ante el centroizquierdista Alejandro Guillier.

Piñera no escatimó esfuerzos para arroparse de inmediato con apoyos de un amplio abanico, desde la ultraderecha del ex aspirante presidencial José Antonio Kast, deportistas populares y políticos jóvenes de la derecha.

Además, sumó al senador Manuel José Ossandón, alineado en la centroderecha y supuesto rival del magnate, pero absolutamente contrario a todo lo que sea izquierda en Chile.

Por si fuera poco, el ex mandatario asumió una serie de reformas como buenas, entre ellas las relacionadas con la educación, después de pasarse años criticando a Michelle Bachelet por 'quitarle el valor al sistema'.

La presidenta de la República no perdió oportunidad para ripostar a quien, según dijo, un día defiende una idea hasta la saciedad y luego, para conquistar votos, es capaz de aceptar que los cambios hechos por el Gobierno en la educación son válidos.

Piñera se esforzó por mostrar tranquilidad y convencimiento de que su 36,74 por ciento fue muy bueno frente al 22,70 por ciento del senador independiente Guillier. Sin embargo, lanzó en los últimos días una contraofensiva.

Otra realidad estaba en el ambiente por obra y gracia de las ahora vilipendiadas encuestadoras, que habían sido acusadas con frecuencia de ser demasiado afines al hombre que dirigió el Palacio de La Moneda de 2010 a 2014.

Hubo varios fiascos en la primera vuelta de los sufragios. El primero, Piñera no logró el 44 por ciento soñado por el Centro de Estudios Políticos (CEP), bien alineado a sus intereses. Luego, el Frente Amplio (FA) de Beatriz Sánchez aplastó las predicciones.

El 20,27 por ciento de Bea (como se le conoce a Sánchez) fue muy potente, con un mensaje capitalizado por el propio Gobierno de Bachelet y la izquierda: los chilenos están por las transformaciones, el cambio.

REACCIÓN MESURADA

Alejandro Guillier es un hombre cauteloso y se mostró de forma bastante moderada. Conquistó el espaldarazo de la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Progresista de Marco Enriquez-Ominami.

Sin embargo, la clave se afinca en el Frente Amplio, el Podemos chileno que agrupa a pequeños partidos y movimientos de izquierda, muy irreverentes y decididos a no formar parte de un eventual gobierno de Guillier.

El espectro al cual se enfrenta el otrora periodista y hasta hace poco senador con bajo perfil, se antoja empantanado. La derecha a priori se muestra más unida y dispuesta a darlo todo por el sillón de La Moneda.

La centroizquierda se resiente por las continúas críticas del FA a la postura de Guillier, que consideran poco vertical en cuanto a las demandas que permitieron a la joven fuerza ascender a la tercera posición en los comicios.

'Votar por Piñera es un retroceso. A mí me gusta que las cosas se conversen desde abajo y lleguen hacia arriba. No me gustan las cocinas. No quiero que entren 10 personas a un diálogo, ni ocho ni siete', remarcó Beatriz Sánchez. Y si bien el Frente Amplio repudia a Piñera, tampoco está dispuesto a obligar a sus seguidores a respaldar a Guillier.

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