Alemania agota su 'milagro Merkel' y busca cómo liderar Europa tras el Covid

El futuro Gobierno preparará nuevas reglas de deuda para la UE

25 septiembre 2021 |

Llegó tras despertar el recelo de millones de alemanes y ahora todos lloran su marcha. La canciller alemana, Angela Merkel, abandona el liderazgo del país tras 16 años al frente de su Ejecutivo. Más de década y media en la que ha llevado a Alemania a la cabeza -al menos compartida junto a Francia- de la Unión Europea con su política económica centrada en el rigor presupuestario y la apuesta por el sector industrial para vender al Mundo sus productos Made in Germany.
Consciente de los nuevos retos que enfrenta el país, Merkel ha decidido no optar a la reelección y dejar también la dirección de la CDU. La guerra política abierta para su sucesión deja abiertos varios frentes. Pero casi nadie en Alemania obvia la necesidad del país por reinventar su economía tras la crisis del Covid-19 si quiere seguir a la cabeza de la Unión Europea.

¿Nuevas reglas de deuda?
Merkel ha dejado unas cuentas saneadas preparadas para soportar el estrés financiero que supondrá acometer esas reformas que, según todos los analistas alemanes, pasan necesariamente por una digitalización ya demasiados años retrasada. La reducción de la deuda pública ha sido uno de los grandes legados tras años de estabilidad financiera con Ángela Merkel. Algo que ahora facilitará las maniobras al nuevo equipo de Gobierno.

La situación política señala a unas nuevas reglas de juego para la Unión Europea. El nuevo Ejecutivo se verá obligado a revisar el cálculo de los topes de deuda y déficit que del Tratado de Maastrich. El consenso de los grandes partidos, sobre todo de los socialdemócratas apunta en este sentido. Sin embargo, partidos más minoritarios pero que pueden ser fundamentales como bisagra para conformar el nuevo Ejecutivo, no lo pondrán fácil. El rigor presupuestario es todavía hoy un pilar fundamental para un gran sector de la población.

Alemania mantiene la menor deuda pública de las grandes economías del Euro. En concreto, el 71,1% del Producto Interior Bruto (PIB). Una cifra que representa casi la mitad de las deudas de Francia (118%), Italia (160%) o España (125,2%). Alemania ha conseguido contener su pasivo tras un durísimo 2020 con coronavirus. No todos lo han logrado. Hay diferencias sustanciales que se dan entre los países europeos. La templanza de Estonia es notable como también la moderación de Luxemburgo y Bulgaria. Chequia al igual que Suecia presentan una deuda muy templada, como Dinamarca, Letonia, Lituania y Rumanía. Malta, Países Bajos y Polonia mantienen su deuda pública en 2020 en niveles inferiores al 60% de su PIB y Eslovaquia la sobrepasa por poco. La deuda de Alemania y Finlandia no alcanza el 70% de su PIB.

Pero hay otro grupo de países, en el que está España, cuyos indicadores se han disparado. Es el caso también de Grecia que al arrastrar sus dolencias financieras ve como su endeudamiento supera la cota del 200% y el de Italia cuya deuda sigue galopando a unos niveles inquietantes.

Portugal adolece asimismo de una cifra preocupante de deuda, en la que influye sus males de antaño agravados en 2020. España está en una situación complicada, junto con Chipre. Y Francia se adentra en terreno pantanoso en cuanto a su deuda pública.

La buena situación de las cuentas alemanas será fundamental para emprender el camino de reformas que los analistas piden al nuevo Gobierno que salga de las urnas alemanas. La crisis del 2008 convirtió a Merkel en la dama de la austeridad. Esta condición le sirvió años después para ser acusada en el seno de su propio partido por, a su juicio, poner en riesgo es sistema de bienestar alemán, algo que hoy pocos se atreven a decir. Lo que ahora preocupa es la ausencia de reformas en cuestiones de futuro. Critican que la todavía canciller ha hipotecado su desarrollo económico al hecho de ser una potencia exportadora. En concreto, la tercera mayor del mundo, solo por detrás de China y Estados Unidos. En sectores industriales de calado, como el automovilístico, las ventas fuera de las fronteras alemanas suponen más de la mitad de la facturación de estas empresas.

No quedarse atrás
La duda está ahora en cómo afrontar la era postcovid. Los think tank económicos alemanes coinciden en la necesidad de apostar por la digitalización. Según el consenso de analistas, Alemania se está quedando atrás con respecto a otros países en materia de digitalización. Critican al Gobierno de Merkel por ignorar este asunto durante los últimos años. Como ejemplo, la pandemia obligó a los colegios e institutos a cerrar. El sistema educativo de uno de los países más prósperos del mundo se enfrentó a la enseñanza a distancia sin programas informáticos, sin equipos, sin experiencia y hasta sin conexión a Internet en buenas condiciones.

Otro de los asuntos que inquieta a los alemanes es el energético. La política de Merkel ha prometido alcanzar la neutralidad climática en 2045. Al mismo tiempo, el Gobierno alemán ha decido prescindir completamente la energía nuclear. La canciller ha dejado así en manos de las renovables el futuro energético del país. Los especialistas tienen serias dudas de que consiga alcanzar la capacidad que necesita un país como Alemania.

Además, el sector bancario preocupa también. Las entidades son poco competitivas y necesitan una consolidación, pero en el sector de las cajas de ahorro, muy importante en Alemania, hay interferencias políticas y el proceso de consolidación de estas entidades es demasiado lento.

Revertir estas situaciones es fundamental para mantener a Alemania al frente de Europa. Y ello necesita una fuerte inversión, tanto política como financiera, que les permita mantener su competitividad respecto a sus socios europeos y el resto de competidores mundiales. Las cuentas lo permiten, pero habrá que ver lo que están dispuestos los alemanes a alejarse del rigor presupuestario que tanto les caracteriza.

Uno de los partidos clave para desbloquear el Gobierno de Alemania lo tiene claro. "La orgía de deuda pública tiene que terminar". Así lo consideran los responsables del FDP, que ha pasado de rondar el 5% en enero a superar el 10% en las encuestas. Para ellos, el rigor de Merkel se ha visto enturbiado por la crisis del Covid y piden contener ya el gasto. Esto da una idea de lo difícil que lo tienen en Alemania para gastar. El FDP es ya el partido bisagra por excelencia en Alemania. Sin embargo, el Presupuesto se verá afectado por ese cambio que esperan todos a un lado y otro del arco parlamentario alemán.

El legado de Merkel
Alemania ha crecido en 13 de los 16 años de Angela Merkel como canciller -los dos últimos se contrajo por la pandemia-, con el desempleo ahora en el 5,6 % pese al coronavirus, la producción industrial en máximos históricos y las exportaciones por encima de los niveles de febrero de 2020. Además, el Estado alemán cerró con superávit seis ejercicios consecutivos -hasta la irrupción de la covid- y para principios del año pasado había reducido su deuda en 20 puntos porcentuales con respecto a 2010.

Pero ésta no es la imagen completa de la mayor economía europea, con una contención salarial que frena el consumo y desequilibra la balanza comercial, y un déficit de inversiones públicas y privadas que hace mella en las infraestructuras físicas y digitales.

"La política económica y fiscal de la canciller en sus casi 16 años ha estado centrada en la estabilidad y la seguridad", explica el presidente del Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), Marcel Fratzscher, de la escuela keynesiana. Recuerda que Merkel accedió a la Cancillería cuando a Alemania era el "hombre enfermo de Europa" y que desde entonces la economía "ha evolucionado muy bien", aunque gracias a las reformas económicas y laborales que puso en marcha el gobierno del anterior canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder.

El "mérito" de Merkel, indica, ha estado en la gestión de las crisis de los últimos años, especialmente la de la deuda y la pandemia, centrándose en la "estabilidad", la "seguridad" y la "confianza". "No ha sido una política económica valiente, que buscase cambios, sino estabilizadora", agrega Fratzscher.

De esta misma opinión es el director del centro de Investigación Coyuntural y Crecimiento del Instituto de la Economía Mundial (IfW), Stefan Kooths, de la escuela ordoliberal. "Apenas hubo pasos reformistas", valora Kooths, y señala que las únicas dos decisiones a su juicio positivas de la era Merkel han sido el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años y el "freno de la deuda".

Pero son excepciones, ya que muchas otras medidas -de la ampliación de la jubilación anticipada a la introducción del salario mínimo- fueron en la dirección contraria. Se trata de "muchas medidas pequeñas que individualmente no son problemáticas, pero que en su conjunto reducen notablemente la actividad económica", opina.

"Tras 16 años no se puede estar muy contento con este balance", afirma Kooths, que lamenta que en la política económica de Angela Merkel, en parte por la fijación con la crisis del momento, "nunca se ha podido reconocer una trayectoria clara".

TE INTERESA