Una investigación muestra que las proteínas relacionadas con el ejercicio pueden suprimir el crecimiento de los tumores

El ejercicio hace que los músculos segreguen en la sangre unas proteínas llamadas mioquinas, y los investigadores han descubierto que estas mioquinas pueden suprimir el crecimiento de los tumores

13 octubre 2021 |

Una investigación de la Universidad Edith Cowan (ECU), en Australia, ha demostrado que el ejercicio puede ser un arma clave en la batalla de los pacientes con cáncer contra la enfermedad, según publican los investigadores en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise.

El ejercicio hace que los músculos segreguen en la sangre unas proteínas llamadas mioquinas, y los investigadores del Instituto de Investigación de Medicina del Ejercicio de la ECU han descubierto que estas mioquinas pueden suprimir el crecimiento de los tumores e incluso ayudar a combatir activamente las células cancerosas.

En un ensayo clínico, los pacientes obesos con cáncer de próstata se sometieron a un entrenamiento regular durante 12 semanas y dieron muestras de sangre antes y después del programa de ejercicios. A continuación, los investigadores tomaron las muestras y las aplicaron directamente sobre células vivas de cáncer de próstata.

El supervisor del estudio, el profesor Robert Newton, señala que los resultados ayudan a explicar por qué el cáncer progresa más lentamente en los pacientes que hacen ejercicio. "Los niveles de mioquinas anticancerígenas de los pacientes aumentaron en los tres meses", revela.

"Cuando tomamos su sangre antes del ejercicio y su sangre después del ejercicio y la colocamos sobre células vivas de cáncer de próstata, vimos una supresión significativa del crecimiento de esas células de la sangre después del entrenamiento -explica-. Eso es bastante sustancial e indica que el ejercicio crónico crea un entorno supresor del cáncer en el cuerpo".

Jin-Soo Kim, candidato al doctorado y líder de la investigación, afirma que, aunque las mioquinas podían indicar a las células cancerosas que crecieran más despacio -o que se detuvieran por completo-, eran incapaces de matarlas por sí mismas. Sin embargo, las mioquinas pueden asociarse con otras células de la sangre para luchar activamente contra el cáncer.

"Las mioquinas, por sí solas, no indican a las células que mueran -precisa Kim-. Pero sí indican a nuestras células inmunitarias -las células T- que ataquen y maten a las células cancerosas".

Por su parte, el profesor Newton añade que el ejercicio también complementa otros tratamientos del cáncer de próstata, como la terapia de privación de andrógenos, que es eficaz y se prescribe habitualmente, pero que también puede provocar una reducción significativa de la masa magra y un aumento de la masa grasa. Esto puede dar lugar a una obesidad sarcopénica (ser obeso con poca masa muscular), peor salud y resultados del cáncer.

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