Ngäbe-Buglé

Libro bilingüe dispone biodiversidad única de isla Escudo de Veraguas en Panamá a comunidades indígenas

La botánica Alicia Ibañez espera que el libro, el cual presenta nuevos datos sobre la flora y fauna endémica de la pequeña isla en español y ngäbere, aumente la conciencia sobre la importancia de preservar su biodiversidad.

13 marzo 2022 |

En la costa de la provincia de Bocas del Toro, en Panamá, yace la pequeña isla caribeña Escudo de Veraguas. Sus bosques frondosos, vistosas playas y aguas cristalinas son hogar de un gran número de plantas y animales que no hay en ninguna otra parte del mundo.

Los investigadores que exploraron la rica biodiversidad de fauna y flora de la isla por tres años publicaron algunos de los resultados más impresionantes.

Dirigido por la botánica Alicia Ibañez, colaboradora con el Centro de Estudios y Acción Social Panameño (CEASPA), el proyecto “Estudios de biodiversidad en la isla Escudo de Veraguas” comenzó en 2017, organizado por el Centro Regional Ramsar para el Hemisferio Occidental (CREHO), con apoyo económico de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) de Panamá.

Los investigadores del proyecto incluyeron a los zoólogos Diorene Smith Cabellos, quien estudió al perezoso pigmeo, y Rafael Samudio y Jorge Luis Pino, quienes se enfocaron en pequeños mamíferos; la neuroendocrinóloga Ioana Chiver, quien estudió el comportamiento de aves; el herpetólogo Abel Batista; los botánicos Rodolfo Flores, quien investigó la flora general con Ibañez, y Alberto Taylor, quien estudió la planta Zamia; y el historiador Francisco Herrera. Trabajaron con estudiantes universitarios, muchos de ellos provenientes de la comarca, y monitores locales.

Ibañez editó el libro, Isla Escudo de Veraguas: Estudiando juntos su biodiversidad en español, and Ngutduä mrende kä Degäbotdä: jatötdigatda gwaire jodron nire bätägä ngwarbe botdä en ngäbere, presentado el 27 de enero a través de un evento de Facebook Live en el sito de CEASPA.

“Nuestra intención es utilizar esta información para desarrollar un plan de manejo efectivo y sostenible para esta área protegida, para regular las actividades económicas y turísticas, e involucrar a las comunidades en la comarca y sus autoridades,” dijo Ibañez.

Pequeñas comunidades tradicionalmente habitan partes de la isla Escudo de Veraguas para pesca de temporada. Sin embargo, un boom reciente en el turismo trajo demasiada gente a la isla, poniendo presión en su protección ambiental.

La isla también es territorio de desove de especies de tortugas marinas como la tortuga carey, Eretmochelys imbricata, y la torguta baula, Dermochelys coriacea, muchas veces blancos de captura ilegal.

La tala sin regulación también afecta los ecosistemas terrestres y marinos.

Un capítulo completo del libro está dedicado a la Zamia hamannii, una planta endémica.

“La Zamia es una de las plantas más antiguas que existen. Esta evolucionó en la isla luego de que esta se separara de tierra firme aproximadamente hace 10,000 años,” dijo Ibañez.

 Otro capítulo se enfoca en el perezoso pigmeo de tres dedos, Bradypus pypgmaeus, una especie en peligro que solo se encuentra en Escudo de Veraguas. La bióloga Diorene Smith Cabellos, miembro de la iniciativa de conservación EDGE (en español Evolutivamente Distintos y Globalmente Amenazados) presentó sus hallazgos.

“Esperamos que lo que hemos encontrado sobre el comportamiento del perezoso, lo que come, los árboles que utiliza como refugio, y las zonas de la isla que prefiere, nos ayude a encontrar mejores maneras de protegerlo y su hábitat,” dijo Smith Cabellos.

Mientras tanto, Ioana Chiver, afiliada y becaria posdoctoral de STRI, estuvo a la cabeza de los estudios de aves. Ella y su equipo compararon las vocalizaciones de cortejo y comportamiento de exhibición del saltarín cuello dorado (Manacus vitellinus amitinus), una subespecie que solo se encuentra en la isla, y el de su contraparte de tierra firme.

“Los saltarines de la isla son significativamente más grandes que los saltarines de poblaciones en la costa cercana, y usualmente las especies más grandes tienen vocalizaciones de menor frecuencia,” explica Chiver. “Esto se supone que se debe a que los machos más grandes tienen tractos vocales más grandes y pueden producir sonidos de menor frecuencia. Pero encontramos que, a pesar de su mayor tamaño, las vocalizaciones de los machos consisten en sonidos de más alta frecuencia. Esto puede ser al ambiente diferente, por ejemplo, si los sonidos de mayor frecuencia se transmiten mejor en lugares donde hay un sonido constante de baja frecuencia de las olas, o si las hembras prefieren sonidos de mayor frecuencia, o ambos.”

El endemismo en la isla fue influenciado por cómo estuvo conectada y separada de tierra firme a través del tiempo. El paleobiólogo marino de STRI Aaron O’Dea y el pasante de STRI Max Titcomb contribuyeron con mapas topográficos que demuestran cómo los cambios de niveles del mar modificaron la línea costera de la isla a través de los milenios.

“Yo diría que Escudo de Veraguas ha estado conectada a tierra firme por lo menos 10 veces en los últimos 2 millones de años, probablemente más,” dice O’Dea.

El libro, en español y ngäbere, el idioma que se habla en la Comarca Ngäbe-Buglé, promueve la diversidad en la ciencia, e incrementa la visibilidad de la isla y sus comunidades.

“Tuvimos muchos estudiantes de la Comarca, y nos dimos cuenta que la gente joven está perdiendo su idioma,” dijo Ibañez. “Esta es una pequeña contribución para estimular a estos jóvenes estudiantes a aprender su idioma y conservarlo”.

El libro está siendo distribuido a colaboradores y a bibliotecas, universidades, centros de investigación, autoridades locales, de la comarca y nacionales. También está disponible para solicitar por email a escudodeveraguas2018@gmail.com, por una donación de 20 dólares, para financiar un viaje de los investigadores a la Comarca para distribuir libros.

“No estará a la venta o disponible para distribución internacional,” aclaró Ibañez, a quien le preocupa que eso podría promover el turismo a la isla, causando más desbalances al ya frágil ecosistema.

“Antes de este proyecto, ya sabíamos que Escudo de Veraguas es un centro de endemismo. Pero ahora encontramos más especies potencialmente nuevas que también podrían ser endémicas; aumentando a un 90 por ciento la incidencia de endemismo, mayor que en otras islas, lo cual la hace muy importante para el país y el mundo”, Ibañez afirma. “Planeamos continuar estudiando la isla, especialmente para describir estas especies potencialmente nuevas para determinar si realmente son diferentes a las de tierra firme”.

 

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Presentación

NGÄBE-BUGLÉ


Ngäbe-Buglé es una comarca indígena de Panamá. Cuenta con Gobierno Autónomo representado por el/la Cacique General Ngäbe Buglé y el Congreso General Ngäbe Buglé. Fue creada mediante la Ley Nº 10 (Gaceta Oficial Nº 23.242) del 7 de marzo de 1997 y señala que las tierras son de propiedad colectiva de estos dos pueblos indígenas a partir del territorio de Bocas del Toro, Chiriquí y Veraguas.1​ Su capital es Llano Tugrí (o Buabïti). La comarca está habitada por las etnias indígenas ngäbe, buglé, así como campesinos, y habitan en ella 213860 personas,2​ y su área es de 6968 km².

A partir de 1972, el gobierno panameño estaba obligado a establecer comarcas, regiones demarcadas en las que los pueblos Ngäbe-Buglé poseen derechos exclusivos de la tierra y la autonomía administrativa considerable. La comarca Ngäbe-Buglé, se formó en el año 1997, como resultado de la promesa del gobierno y de la presión política de los indígenas ngäbe y buglé, unidos por las amenazas de la explotación de los recursos naturales y la degradación ambiental.

Se encuentra ubicada en la región occidental de Panamá. La comarca es atravesada de oeste a este por la Cordillera Central o Serranía de Tabasará, que separa dos regiones geográficas: la región atlántica o caribeña, que está cubierta en un 40% de bosque primario y donde los ríos son cortos y caudalosos, y la región pacífica, muy deforestada y con ríos de mayor recorrido hacia el mar.

Hacia el lado sureste de la comarca existen cuatro exclaves separados por las provincias de Chiriquí y Veraguas: el corregimiento de Bakama (dos exclaves insertados en el distrito de Tolé, Chiriquí), el corregimiento de El Bale (insertado en el distrito de Cañazas, Veraguas) y el corregimiento de Cerro Pelado (en el distrito de Las Palmas, Veraguas).

El territorio está constituido por terrenos que pertenecían hasta ese entonces a lados provincias de Bocas del Toro, Chiriquí y Veraguas, y se divide en nueve distritos, la capital de la comarca es Llano Tugrí, ubicado en el distrito de Müna.

La comarca se caracteriza por su terreno montañoso, pendientes pronunciadas y suelos pobres en nutrientes generalmente con contenido roca alta, características que hacen difícil la agricultura. En la vertiente del Caribe no existe una estación seca y el bosque tropical domina el paisaje, en la vertiente del Pacífico hay un tiempo ventoso seco (diciembre a abril) y una estación húmeda. Como resultado de la mayor variación estacional existen zonas geográficas más localizadas en la vertiente del Pacífico y la vegetación consiste en pastos mezclados con cubierta forestal tropical. Arroyos perennes pequeñas y grandes ríos corren en ambos lados de la divisoria continental y se utilizan para el baño, lavandería y beber. En la región mayoría de los viajes se realiza a pie o a caballo, ya que sólo hay un camino de acceso durante todo el año que lleva en San Félix, una ciudad conectada a la Carretera Panamericana a través de Las Cruces.

Como la agricultura de subsistencia se vuelve menos y menos confiable, los ngäbe-buglé han comenzado a participar en la economía monetaria, que ofrece algunas alternativas relativamente accesibles para generar capital y la obtención de los servicios y recursos necesarios. El trabajo es un recurso abundante que los ngäbe-buglé poseen, aunque debido a la mala educación y el capital humano bajo incluyendo salud y nutrición, la mano de obra no calificada es bastante. Como resultado, muchos hombres se ven obligados a emigrar en búsqueda de trabajos estacionales en la agricultura o en búsqueda de otro tipos de trabajos informales. Por ello, es común encontrar a hombres ngäbes y/o buglés trabajando en la cosecha de café en las tierras altas de la vecina Chiriquí, sobre todo en Boquete y en Santa Clara. Esta región de Panamá es conocida para la sombra de alta calidad cultivada y en algunos casos café orgánico.

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